Domani 20 gennaio alle 11,30 il Santo Padre
Benedetto XVI incontrerà in Aula Paolo VI gli iniziatori del Cammino
Neocatecumenale, Kiko Arguello e Carmen Hernandez, insieme a circa 7000
membri delle comunità neocatecumenali. In questa occasione verrà
annunciato il decreto di approvazione della Liturgia in uso nel Cammino e il Papa invierà altre famiglie in missione per il mondo.
Per l'occasione (storica) propongo un documento (storico): la testimonianza di Carmen Hernandez, che (chi la conosce lo sa) non parla tanto, ma quando parla lo fa profeticamente. Il testo è tratto dalla Convivenza di Inizio Corso del 1995, lo stesso anno del canto "Sono rotti i miei legami (Carmen '63)", dedicato appunto a lei. In spagnolo. | ||||||
Testimonio de Carmen Hernández De la Convivencia de verano del Curso 1994-1995 con motivo del Canto: "Carmen 63"
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Tanto es así que luego mi padre trasladó la familia a Madrid cuando mis hermanos han empezado ya a ir a la Universidad, y a los 15 años que yo he ido a Madrid ya he hecho un intento de irme sola a la India. No sé que pensaría hacer, pero he hecho un intento en mi casa que mi padre no me ha dado un bofetón, pero me ha parado radicalmente de irme a la India. Yo tenía una seguridad completa de la Evangelización.
Pero lo más
grande para mí, que yo les debo muchísimo a los Jesuitas...
por eso quiero tanto a San Ignacio de Loyola, que es un hombre
extraordinario y mal conocido; ha sido importantísimo en la
Iglesia, como todas las Ordenes, y hoy están reunidos todos los
religiosos en Sínodo, y será una cosa fantástica, una
renovación hoy para ellos. Nosotros no somos nadie en relación
con lo que son hoy los Jesuitas, los Dominicos y todo, y es una
cosa fantástica la de misioneros y de santos que han dado las
Congregaciones. Pero también les ha dicho el Papa: las
Congregaciones no tienen una promesa eterna; solamente tanto en
cuanto están unidas a la Iglesia. Por eso les llama a la comunión
con Pedro a todas las Ordenes Religiosas, ya en el preámbulo
del Sínodo que ahora mismo está inaugurando el Papa. Lo han
dicho por la radio, está en plena Misa con todos los religiosos
ahora mismo como inauguración del Sínodo.
A los 15 años
ya hago un intento; hago siempre intentos. Que yo tenía también
un tío Jesuita, primo carnal de mi madre. Cada año yo
intentaba irme, y así acabé el Bachillerato. Pero lo que sí
es que en aquellos años de juventud –por eso yo creo mucho en
la llamada a los jóvenes y jovencitas- me dio Dios tantísimas
gracias, que al que debo mucho es al P. Sánchez, santo Jesuita
extremeño que estaba en Madrid, y que puso en mis manos el
libro del P. Lapuente. El P. Lapuente es un clásico de los
Jesuitas para la meditación, y me introdujo mucho en la oración.
En este P. Lapuente, además del método jesuítico está
siempre plagado de la Sagrada Escritura; cada página que cojáis
está llena de Sagrada Escritura. Yo he entrado en la Sagrada
Escritura a través del P. Lapuente. Y directamente también,
por este mismo Padre que fue el primero que en España publicó
una Biblia en español, mucho antes de la Nácar Colunga y la de
Bouver. O sea que a los 16 años ya tenía la Biblia en la mano.
Y el Señor me colmó de inspiraciones y de gracias.
Tanto es así
que navegaba verdaderamente con esta llamada. Hasta en los
estudios me dieron en todo matrícula de honor, hasta en la Reválida;
se me hacía todo fácil. No sin pruebas de chicos ¿eh?, que
son también muy interesantes. Yo tuve mucha ayuda con este P. Sánchez.
Al acabar el Bachiller hice un intento serio de irme, pero mi
padre, como tenía yo 17 años dijo que de ninguna manera, y no
pude salir. Y así empecé la Universidad, que mi padre tenía
sus planes industriales, que había sido ganadero y había
dejado todo por la industria, había ido a Madrid, y a unos nos
hacía físicos, a otros químicos, a otros ingenieros, a otros
economistas, tenía ya su torre montada. Y me llamó y me dice:
mira, el primero en decirte que no hay otra cosa que Dios en la
vida es tu padre; lo que no sé es por qué tienes que ir con
monjas ni a ningún sitio teniendo a tu padre que te puede
ayudar para las misiones más que nadie. O sea que él tenía
fe, pero quería que lo hiciera con él y a través de la
Ciencia; a través de la Química, de las fábricas y esa cosa.
Pero ya a los
21 años que acabé Químicas, justo estaba con mi padre en una
de esas fábricas que él tenía en Andújar y escapé de allí.
Me acuerdo que le dejé en el hotel –que allí no había más
que hombres- y escapé a Madrid; de Madrid me escapé a
Pamplona, y por fin llegué a Javier, que era el sitio para irme
a la India (mi padre me persiguió a Madrid y yo ya estaba en
Javier). En Javier había nacido entonces una cosa nueva,
gracias a un padre que conoce muy bien Miguel que se llama P.
Domenzain, un misionero del Japón que no pudo volver en la II
Guerra Mundial, hizo mucha propaganda de misiones por España,
en Pamplona hizo una gran exposición misionera; la cosa es que
había nacido una cosa nueva en Javier que no se llamaba
entonces ni Instituto, eran "Misiones de Cristo Jesús",
que eran exclusivamente para las Misiones. No tenían casas en
España y eran una cosa muy nueva, muy dinámica como son ahora
estos itinerantes. La más fundadora de ellas –fueron tres-
era la Sanz Orrio, muy inteligente, que se fue a la India como
la madre Teresa y no volvió más; y vivió siempre sin casas y
sin nada, muy santa. Yo he vivido allí en Javier años fantásticos,
de espíritu misionero, de oración, de gracias del Señor, de
fuerza evangelizadora enorme. En un momento fueron al Japón, a
la India, al Congo, a todas partes; partían como flechas.
Y allí el Señor
me dio muchísimas gracias, en Javier me estuvo preparando. A
muchas de mis compañeras las hacían estudiar después del
Noviciado, Medicina, porque como iban a sitios difíciles era
muy útil estudiar Medicina. Esta casa de Javier Misionera la
apoyó mucho el Obispo de Pamplona que era un Salesiano, Don
Marcelino Olaechea, vasco, su padre era obrero de Altos Hornos;
como dice él, obrero, hijo de obrero, luego fue Arzobispo de
Valencia. Don Marcelino Olaechea es el que apoyó toda esta
fundación, que en la India vestían con sari y en Europa vestíamos
normales. En casa llevábamos una cosa como un habitillo, que
era como lo que llevan los estudiantes de Oxford.
Yo doy muchísimas
gracias al Señor porque fue para mí aquello verdaderamente un
cenáculo de oración, de gracias del Señor inmensas. Y así,
como ya había estudiado ya Químicas me pusieron a estudiar
Teología, y gracias también a este Arzobispo de Valencia que
él era muy abierto, muy bondadoso, era un hombre santo –ahora
quieren introducir su causa de canonización- era un hombre muy
inteligente. Incluso en Valencia –que lo trasladaron a
Valencia desde Pamplona- abrió una casa de formación teológica
para Religiosas y puso allí a los mejores profesores que tenían
en Valencia, entre ellos el P. Sauras que era el número 1 que
ha tenido España de los Dominicos en esta época, y el primero
que escribió un libro nuevo sobre Cristología. Y fue al
Concilio como Consultor. Con lo cual yo conocí a los Dominicos
y a toda la santa teología que se da a los curas, con toda la
Summa de Santo Tomás –que este padre era fantástico y lo
explicaba muy bien, con una gracia enorme-.
En fin, me
hicieron hacer aquellas teologías. Estuve también un año
entero lavando ropa, cuando no había máquinas; yo he lavado sábanas
a montones. Y ya, por fin, me destinan a la India. Pero para
entrar en la India, antes de ir a la India (en aquél tiempo de
la Commonwealth, y ahora es difícil también entrar en la
India, siempre ha sido difícil) me llevaron a Londres. Y en
Londres he estado yo, parte del año 60 y del 61 –tengo
diarios de aquellos tiempos, que ahora han entrado ladrones en
la casa de Piquer, sacaron una maleta pequeña que yo tenía, y
he visto una cantidad de cosas impresionantes- allí en Londres,
preparándome para la India, de repente, misteriosamente, por
designio de Dios, el avión me llevó en lugar de a la India a
Israel, pero no sin antes hacer un aterrizaje forzado en
Barcelona.
Y Barcelona es
muy importante para mí, porque allí todo el entusiasmo que yo
había tenido por Cristo, y Cristo crucificado –que yo me iba
en bicicleta con el libro de Santa Teresa y con el de San Juan
de la Cruz cuando era jovencita- el Señor me hizo aterrizar allí
en Barcelona para verdaderamente participar en la Pasión de
Jesucristo. Y yo por eso os digo, que siempre las Vísperas del
Domingo empiezan que "El siendo Dios se humilló a sí
mismo y se hizo hombre", que este descendimiento, esta
kenosis que para mí fue Barcelona, fue verdaderamente entrar no
en algo de la Pasión sino dentro de la Pasión de Jesucristo.
Lo que es ser juzgado por su pueblo en nombre de la Ley que El
había dado, y echado fuera de su pueblo, y crucificado fuera de
la muralla.
A mí me
emocionaba tantísimo los acontecimientos que me estaban
pasando, pues estas Misioneras hicieron la reunión en que
cambiaron las Consultoras, y empezaron un cambio del
Instituto... les parecía hasta que este Don Marcelino daba
demasiada apertura al Instituto, que se estaba relajando (yo
creo que quizás porque habían tenido algunos problemas con las
chicas que estudiaban Medicina, sobre todo en Inglaterra) y ya
empezaron a hacer más cierres, a cerrarse a esta apertura
inmensa con la que habían nacido. Y allí, antes ya del
Concilio, tuvieron una lucha entre el conservadurismo y una
apertura, y venció el conservadurismo por encima hasta del
mismo Arzobispo de Valencia, que era el alma de ese Instituto.
Tanto es así que casi le dieron de lado. Y además de las 600
reglas que teníamos de los Jesuitas, metieron otro mamotreto, y
otras reglas: por ejemplo, para más caridad más silencio; para
más honestidad más manga larga, todo ya encerrado en un corsé
más legalista.
Pero éstas que
lo hicieron eran santas mujeres ¿eh?. Una de ellas había sido
Presidenta de la Acción Católica de España, y ellas habían
estado en el Japón –que fueron desde el principio al Japón-
y no conocían la generación nuestra; y empezaron a echar: una,
dos, tres, y la cuarta fui yo. Y con un telegrama, cuando estaba
a punto de embarcar para la India, sin comerlo ni beberlo me
llaman a Barcelona.
En Barcelona el
Sr. Arzobispo que estaba aterrorizado de lo que estaba pasando,
porque él es el que había conseguido que estas Misioneras de
Cristo Jesús, en poquísimos años fueran de Derecho
Pontificio, que no pertenecían a la Congregación de Religiosos
sino a Propaganda Fidae directamente para las Misiones. Porque
era muy amigo de Pío XII, D. Marcelino Olaechea, y consiguió
todas las aprobaciones muy rápidamente.
Entonces, lo
importante que digo yo de Barcelona para el Camino es esta
kenosis profunda. Yo me acuerdo que me iba al Museo Marés, un
Museo que hay en Barcelona todo de crucifijos románicos
maravillosos que coleccionó este Sr. Marés: de Zamora, de Ávila,
de Sevilla y de todo España. Y yo me iba allí al Musero Marés
y lloraba de emoción viendo la cruz, mas me inundaba una gran
paz a pesar de las lágrimas –son todo crucifijos en que se ve
a Jesucristo reinando sobre la cruz- por lo que me estaba a mí
misma pasando, porque era incomprensible –como ellas mismas
ahora lo dicen, y lo dijeron, que no nos habían echado, que nos
salimos nosotras- porque es que era algo que no cabía en la
cabeza; porque en el Noviciado sí que te pueden echar si no les
gustas, pero después de 8 años que llevábamos allí tiene que
ser con cosas graves que pone el Derecho Canónico. Así, el P.
Morán, Catedrático de Moral de Barcelona, les estaba diciendo:
estáis obrando contra el Código. Y el mismo Arzobispo de
Valencia se presentó un día en Barcelona a defenderme. Y el
que era entonces Arzobispo de Barcelona, que era Mons. Mondreo,
un día fui a hablar con él y me recibió, y me consoló y apoyó
mucho. Yo me iba siempre alrededor de la Catedral con este
problema que tenía, porque ellas no querían echarnos sino que
nosotras nos saliéramos, como lo hicieron con la primera que
fue una Fraga, que era inteligentísima. Es ésta que ha
contestado tanto a su hermano, una Fraga Iribarne. A ella la
dijeron que era maravillosa, pero que se saliera. La cosa es que
ella tenía una vocación para la China enorme. Como su madre
sabía francés, sabía lo de Richi, y ella siempre quería irse
a China. La dijeron que era maravillosa pero que Dios la quería
para otra cosa, y así ella se fue a Marsella para embarcarse a
la China.
La cuarta fui
yo, que de mí dudaron mucho más. Pero yo el día que llegué a
Barcelona, que me llamó el Arzobispo desde Valencia, me dijo:
humíllate hija mía. Yo le digo: Padre, no se trata de
humillación sino que aquí me tienen ya sentenciada a muerte y
firmada la sentencia. Pero aún así, dudaron de echarme a mí
un año entero, ese año entero que yo he estado allí.
Así este año,
el 62, fue para mí una gracia enorme de entrar en la Pasión de
Jesucristo. Esto es emocionante contarlo, pero no se puede
contar lo que es que dentro de ti se realice la pasión de
Jesucristo; es una experiencia que es –aunque parece lo
contrario- la mejor que existe. Os lo digo de verdad, que yo jamás
he experimentado tanto a Dios como en la cruz. Cómo además
esto me lo había prevenido el Señor.
Y Dios quiso
que yo encontrara, en medio de esta pasión que yo padecía allí
-porque no sabes lo que es que te echen, que quedas en ridículo.
Mi padre que me perseguía hace 8 años, había yo hecho las
paces con él en el aeropuerto de Londres; con todo el follón
que yo había organizado con mi familia, que mi padre estaba sin
hablarme años- te echan a la calle. O sea que yo he vivido lo
que es venir de Londres a Barcelona con la promesa, con Isaac, y
yo sabía que subía al Monte Moria. Con esto el Señor me ha
hecho vivir todo lo que yo sabía de las Escrituras, todo lo he
experimentado en la propia carne. Y es que con la promesa que yo
había tenido desde pequeña, que era mi destino, mi futuro,
darlo allí sin saber a dónde vas ni qué va a ser de ti.
Pues allí, en
esta humillación y en esta pasión, en el Gethsemaní de mi
vida, Dios me puso un ángel que fue el P. Farnés. El P. Farnés
venía entonces del Instituto Litúrgico de París y tenía en
mano todo lo que suponía la renovación litúrgica y teológica
del Concilio, porque ese Instituto ha influido mucho en toda la
preparación del Concilio con profesores como D. Botte, Bouyer,
etc. Y Dios quiso que yo estuviera ese año allí, porque allí
pasé de mis devociones eucarísticas -que por gracia de Dios
también las he tenido desde muy pequeña-; yo no he dejado una
comunión por nada del mundo, así fuera a la Universidad. Me
acuerdo que en los Sacramentinos cuando no me daba tiempo de
quedarme a la Misa, comulgaba y escapaba como una bala. En todos
los viajes que mi padre me ha hecho hacer para quitarme la
vocación, por ejemplo a Casablanca que era dificilísimo
encontrar una Iglesia, yo no dejaba de comulgar, pero siempre
Jesucristo que venía a mí. De allí pasé yo, por la
experiencia de muerte que tenía, a que comulgar era comulgar
con la muerte de Jesucristo para hacer la Pascua a la Resurrección.
Allí entendí yo, a través de lo que me estaba pasando, lo que
era toda la renovación Conciliar de la Eucaristía, de la
Pascua, de la liturgia; con Farnés que nos daba clases todos
los días.
Y digo esto
porque de esta Pascua y de la Eclesiología nueva, que es la
Iglesia como luz de las naciones y no como sitio donde el que no
entra no se salva, todo lo que es el esquema de la Catequesis,
está vivido y experimentado por mí vitalmente, no como una
lección, en Barcelona.
Por eso os decía
que quería contar esto porque supone más que las barracas para
el Camino, con perdón de Kiko Argüello. Las barracas han sido
importantes para él, pero para el Camino ha sido muy importante
el Concilio y toda la renovación litúrgica. Y Dios se ha
servido a través de esta experiencia que me ha hecho hacer para
poder entrar en el Concilio. El guión de todas las catequesis
nada de que, para llegar a esta Pascua, a este dinamismo de la
Resurrección hay que partir de Abraham, hay que pasar por el
Exodo, etc. Es todo el esquema de las catequesis.
Como conocía
toda la Teología antigua, entré en perfecta armonía y sintonía
con todo lo que suponía el Concilio. Y así, lo primero que
hice -que ya era mi idea desde antes, cuando me echaron- fue
irme a Israel. Y allí en Israel el Señor siguió dándome muchísimas
gracias. De todas maneras, el Señor me ayudó porque me lo había
prevenido. En Javier donde tuve tantas gracias del Señor, una
de las gracias más grandes fue en los Ejercicios de mes -que
los hacíamos dos veces los Ejercicios completos de San Ignacio-
que son cuatro semanas, en la tercera semana es la Pasión, yo
me acuerdo -en la Casa de Ejercicios de Javier que muchos la
conoceréis- que me quedé a hacer oración por la noche y
estuve hasta media noche pensando si ante los sufrimientos...
decía yo: ¿negaré a Jesucristo?. Si San Pedro en lugar de
haberle dicho: "no te negaré nunca" le hubiera dicho
"no me dejes que te niegue" se lo hubiera permitido; y
con esta idea me fui a la cama.
Y el Señor, a
través de una visión, de un sueño fantasioso o lo que queráis,
me hizo como una aparición y me dice: "tú sígueme".
Pero el "tú sígueme" resulta que se abre una ventana
y que tengo que salirme por la ventana. Y yo asustada. Y
Jesucristo "sígueme"... pues te sigo. Salgo por esa
ventana y empieza un descendimiento que es como caerte en el vacío
sin paracaídas, o sea que caes, que vas a tierra a velocidad y
que aplastas, te aplastas. Y Jesucristo me decía: -¿Pero no
decías que me quieres seguir?, y yo: ¡Sí!. Cuando digo esta
aceptación: "contigo" empieza un cambio radical,
empieza un ascendimiento. Sabéis que yo soy muy devota de la
Ascensión porque he vivido en mi propia carne -fuera o dentro
del cuerpo no lo sé, que dirá San Pablo- lo que es la Ascensión.
O sea entrar en una ascensión inmensa de alegría que no tiene
comparación con ningún goce sexual; algo que sabe a eternidad,
que es entrar en Dios, en la eternidad. Algo que yo lo único
que podía decir: ¡basta Señor, basta!.
El Señor me
había preparado con este sueño, que en el fondo es el Misterio
de Pascua: la kenosis y la Resurrección, exaltación y Ascensión.
Esto en Javier. Luego, cuando después de varios años me pasó
esto de Barcelona me vino a la mente -esto nunca se me había
olvidado a mí; se me han olvidado muchas cosas, muchas gracias,
pero esto lo he tenido yo siempre presente como una luz en mi
vida, esta experiencia que me duró muchísimo tiempo, estuve en
una alegría inmensa- que la ventana donde me echaban era ésta.
Y la pasión que viví, que fue una pasión verdaderamente
enorme, y que el Señor me concedió con el conocimiento de todo
el Concilio entrar en una nueva etapa de la Iglesia.
Y así me fui a
Israel. Y antes de irme... yo a las mismas Misioneras las quiero
muchísimo, hasta a las que me echaron. Me acuerdo de la
superiora -que era más de Acción Católica... y que oía a
Farnés, hasta me mandó con Farnés- me decía: A veces cuando
hablas me parece que tienes razón en todo lo que dices, pero no
sé por qué te tengo que llevar la contraria. Por eso yo cuando
salí les puse una tarjetita: "Yo sé que obrasteis por
ignorancia... para que así se cumpliera lo que Dios tenía
profetizado para mí". Les puse atrás trozos del Kerygma
con la faz de Cristo del Greco.
Y ahora este año
una chica que está en las comunidades me ha mandado una de las
tarjetas que mandé a otra misionera -que es de Pamplona ésta-.
A todo esto el 28 de agosto, que es el día que yo salí, el Señor
aquél día, después de las luchas y tribulaciones que todo el
año tuve, porque yo no sabía si salir o no salir; yo hice todo
lo posible para no salir. Ellas querían que yo saliera
libremente, no echarme; yo hice todo lo posible, hasta hablar
con el Arzobispo y tal. Pero el día 28 que el Obispo no estaba,
el otro no estaba, todo el mundo estaba fuera, aquél día llegó
la Madre General (que la pobre ha sufrido más que nosotras
porque no era obra de ella sino de las Consejeras que no nos
conocían porque eran nuevas y venían de las misiones: India,
Japón, etc..., la pobre vino allí y dijo que no me admitían a
los votos perpetuos -que era el 3 de octubre, Santa Teresita,
que ahora lo han cambiado-.
Y cuando ya
supe la decisión... porque lo terrible es estar en la duda, y
yo no quise salir libremente sino que me echaran de verdad. Yo
he estado noches enteras ante el sagrario, con unos sufrimientos
enormes; por otra parte yo sentía una esperanza grande, que
Dios me tenía una promesa. A todo esto las otras que habían
echado antes se fueron a Marsella, vinieron a buscarme, me
dijeron: vámonos que Dios nos quiere para otra cosa. Pero yo me
resistí hasta el final, 28 de agosto. A todo esto viene otra
chica que yo había conocido también en Inglaterra; y ella, sin
saber lo que me pasaba, me acompañó al tren que cogí a
Valencia, primero para hablar con el Sr. Arzobispo y luego a ver
a mis padres que estaban en Marmolejo. Luego ya pensábamos que
íbamos a hacer algo, que el Arzobispo mismo nos apoyaba, en América.
Y allí estuve yo viviendo en barracas, En Montjuit y en las
casas baratas de Casa Antúnez trabajando en las fábricas, en
Hilaturas Casal y Pérez. Barcelona a mí siempre me emociona
muchísimo porque tiene toda una historia para mí de muerte y
de Resurrección.
Y a una de las
chicas le mandé esta postal, y al enterarse que esta amiga suya
está en las comunidades -era muy amiga de ella, las dos habían
estudiado Pedagogía- se la ha dado y me mandó una fotocopia.
A esta chica le
escribí: "Están rotas mis ataduras, pagadas mis deudas,
mis puertas de par en par. Me voy a todas partes". Esto es
verdad, yo lo he sentido: la libertad de entrar en el universo
entero. Después de los sufrimientos de aquél año fue para mí
una dinámica de Pascua, de Resurrección y de Ascensión, y de
que el universo entero es una maravilla y un paraíso creado por
Dios con destino de eternidad. "Ellos, acurrucados en su
rincón siguen tejiendo el pálido lienzo de sus horas -esto
luego Kiko os lo aterrizará, le gusta mucho- o vuelven a
sentarse en el polvo a contar sus monedas, y me llaman para que
no siga". Todavía mi padre que había comprado entonces
una gran fábrica allí en el Guadalquivir, en Sevilla, me dice:
-mira, justamente en este sitio hay una iglesia, y aquí tienes
una casa que puedes hacer el convento que quieres. El siempre
con la idea de que colaborara con él -porque con tu padre
puedes hacer más para las Misiones que las monjas. "Siguen
tejiendo el pálido lienzo... -el tiempo. Cuando el tiempo es un
aburrimiento, cuando no se tiene qué hacer como le pasa a
nuestra sociedad que está sentada sin ideales y sin destino, ¿sabes
lo que es el tiempo?: el aburrimiento, cuando no se tiene qué
hacer como le pasa a nuestra sociedad que está sentada sin
ideales y sin destino, ¿sabes lo que es el tiempo?: el
aburrimiento, el vacío más grande. Pues uno de los síntomas
es el "zaping" de la televisión- y me llaman para que
no siga. Pero ya mi espada está forjada, ya tengo puesta mi
armadura, ya mi caballo se impacienta. Y yo ganaré mi
reino".
Esto se lo
escribí. Resulta que este año me lo me han mandado y a Kiko le
ha gustado, y lo ha hecho un canto para los chicos. "Me voy
a todas partes" porque se ha cumplido en nosotros en la
Merkabá. -Este reino no es el Kikiano, caro Kiko, aunque tú lo
dices aquí-. Las monjas no están en crisis sino que ellas se
han rehecho también después del Concilio, y están en todas
partes. Pero sí para mí ha sido una experiencia.
Solamente yo lo
quería contar porque esto me parece que es importante para el
Camino, quizás más que las barracas de Madrid. Las barracas de
Madrid han servido mucho como punto de aterrizaje del Concilio
entre los pobres, porque yo al último sitio que hubiera ido es
a Madrid. Resulta que cuando yo vuelvo de Israel -que luego
hablaré más de Israel- mis amigas se habían ido de Barcelona
a Madrid porque ellas no eran de Madrid, que era el último
sitio a donde yo hubiera ido. Nosotras pensábamos todavía
crear entre nosotras una cosa nueva. Y Dios me cerró todos los
paseos para encontrarme en Madrid.
Mis amigas ya
vivían en Palomeras antes que Kiko, y nosotros ya habíamos
vivido en las barracas mucho antes también. Y yo he peleado con
Kiko desde que lo conocí por el Cursillismo. Sí que tenía
gran fe y, sobre todo, yo lo conocía antes que a él -que
colaboraba con una hermana mía- por el cuadro de la faz de
Jesucristo. Esa faz del Siervo de Yahvé la tenía mi hermana
enfrente de la cama y me gusto muchísimo; que es el primer
canto que ha hecho en las barracas. Para pasar del Siervo de
Yahvé al Resucitó hizo falta toda la Pascua y el Concilio, no
fue fácil. A veces le digo yo a Kiko resumiendo: Dios te sirvió
en bandeja el Concilio a través de Carmen, y aún no te has
dado cuenta.
Quiero decir
que el contenido del Camino no nace abriendo Kiko la Biblia al
azar, como parece que lo cuenta él. Lo que estamos llevando
entre manos es el Concilio Vaticano II de verdad. Y Dios se
sirvió también de Morcillo, el Arzobispo de Madrid, que es
otro milagro que fuera a las barracas; que es el día que yo
comencé a colaborar seriamente con Kiko, porque no acababa de
fiarme de él; tanto es así que estuvimos sin hablarnos meses,
y yo hice otro grupo en otra parte de las barracas. Y mi intención
era siempre partir a las misiones. Morcillo fue importantísimo;
sin él, ni yo, ni Kiko hubiéramos ido nunca a las parroquias.
Y otra cosa más
importante que quería decir: que en este viaje a Israel -aunque
luego como vamos a hablar de Jerusalén tendré tiempo-
Dios nos permitió cosas fantásticas de verdad, de abrirse la
Escritura por todas partes. Con esta chica que yo conocí en
Inglaterra, que fue un ángel para mí, nos embarcamos en un
barco turco. En la roca del Primado de Pedro que muchos conocéis,
yo he estado allí sentada tantas mañanas pensando qué sitio
tenía yo en la Iglesia. Y las gracias que me dió allí el Señor.
Y también en Ain-Karen, sitio cerca de Jerusalén donde se
conmemora la Visitación de la Virgen y su Magnificat.
Y otro intento
de fundación que hice todavía vi cómo el Señor no quería
-eso me lo ha dicho a mí claro y lo tengo tan claro, por eso
siempre ataco la palabra "movimiento"-. Vi que quería
algo que era para toda la Iglesia, no una Congregación ni una
Asociación, ni un Movimiento: qué es el Concilio. O sea una
renovación de la Iglesia. Por eso yo a las chicas las invito a
entrar en las Congregaciones; y a los chicos, lo que está
haciendo el Seminario Redemptoris Mater son diocesanos; y las
comunidades están en las parroquias. Una renovación de la
Iglesia. Y lo que llevamos no es que un carismático se ha
inventando una cosa; sí, a él como artista lo ha cogido también
el Señor, que le ha dado tantas gracias para realizar en la
palabra y en la praxis la renovación.
KIKO:
Esto que ha
dicho Carmen -algunos ya sabíais algunas cosas- creo que sea
muy importante. Porque todo lo que ha dicho es cierto, y más
que cierto. Es verdad: sin Carmen el Camino Neocatecumenal no
existiría. Sin el Concilio. Carmen ha sido vehículo,
estudiando la Teología y conociendo a través de Farnés toda
la renovación litúrgica, el Misterio Pascual. Yo, poco he
hecho; poner mi pobre arte al servicio de esta renovación, como
pueda.
Este canto se
lo dedico a los seminaristas de Valencia. Os lo dedico porque
espero que se cumpla en vosotros y podáis decir como Carmen:
"Me voy a todas partes".
Es uno de los
poetas más grandes que tiene la India, que se llama R. Tagore,
que fue Premio Nobel en 1913. Estudió en Inglaterra y conocía
el cristianismo, estaba enormemente impresionado. Tuvo mucha
fama en España porque tradujo sus obras Zenobia, la mujer de
Juan Ramón Jiménez, otro Premio Nobel. Por eso, la traducción
de este Tagore en español es muy buena; no así en otras
lenguas, porque solamente traduciéndolo otro poeta como es Juan
Ramón Jiménez -que es grandísimo- supo traducirlo, adaptarlo,
porque la poesía es siempre casi imposible, pierde mucho cuando
se pasa de un idioma a otro como sabéis.
Es una poesía
de las muchas que tiene; es muy bonita, en esa intuición que
tienen los poetas. Yo creo que la India, en uno de sus poetas ha
dedicado a Carmen esta poesía. Dice: "Están rotas mis
ataduras" -Cristo ha roto nuestras ataduras, las de todos,
ha pagado nuestras deudas- "pagadas mis deudas, mis puertas
e par en par. Me voy a todas partes".
Nosotros, para
montar en la Merkabá, a los itinerantes les decimos -antes de
conocer esta poesía de R. Tagore- que un cristiano es
universal, tiene que estar dispuesto a ir a todas partes.
CARMEN:
... El primer
encuentro que tuve yo con Kiko Argüello fue en su casa tocando
la guitarra. Yo que venía de sufrimientos enormes, en Madrid
que ya mi familia me estaba persiguiendo y tal, él estaba allí
tocando la guitarra, comiéndose un pollo, coqueteando con la
sueca, en fin, yo ni le hice caso, pensé: es un criato. Luego
yo me fui a La Fortuna, el barrio de los traperos, esperando,
porque mi padre me dijo: aquí sabes que tu padre puede hacer
todo lo que quieras contigo; ahora, que vengas aquí a casa, a
comer y a ducharte, no. Estuve durmiendo en una farmacia, y
luego me fui a La Fortuna con los pobres esperando a ver qué
quería Dios, porque mis amigas ya no querían embarcarse.
Mientras tanto
Kiko estaba en el Servicio Militar. En el primer encuentro que
he tenido con él en un bar de Palomeras, donde estaban estas
amigas mías -que se incorporaron a la lucha social, a
Comisiones Obreras- me cuenta sus visiones, que la Virgen le había
dicho de formar pequeñas comunidades como la Familia de Nazaret.
Me acuerdo del bar. Y digo yo: este niño parece tan moderno y
es un beato. Porque en aquellos tiempos Conciliares a mí me había
desaparecido San José. Imaginaros yo que he estado meses
enteros viviendo en Nazaret, que he estado allí en la gruta
horas y horas con gran devoción. Todo lo había unido al
anuncio, a la idea misionera mía; pero la Sagrada Familia de
Nazaret para mí en aquellos tiempos Conciliares me sonaba a
rancio, a esas estatuas que había por todas partes que eran
insoportables. Entonces a mí San José me había desaparecido
del globo. Cuando le oigo a él decir eso de formar pequeñas
comunidades como la familia de Nazaret... y cómo veo que
verdaderamente ha sido así. La importancia hoy de la familia.
O sea, yo iba a
una misión de Evangelización, Kiko de hacer comunidades. Todo
esto de las Misiones Populares era lo que nosotras pensábamos
hacer en América -y también las que te las ha introducido
ahora, desde Dénver, aunque no te acuerdes, Kiko. Tiene la
gracia creativa de la asimilación; de asimilarlo todo y hacerlo
suyo todo. Espero que hagas tuya la cruz de Jesucristo, y verás
la Resurrección-.
Todo esto lo
decía para lo de las pequeñas comunidades como la Familia de
Nazaret. Me lo dijo el primer día que le conocí. De mandar los
itinerantes, y todo eso me venía a mí porque yo lo he hecho
con los Jesuitas en las Misioneras de Cristo Jesús; íbamos de
dos en dos, sin dinero. Y lo he vivido todo el tiempo en Israel
sin una peseta; nos embarcamos en un barco turco. Eso venía en
el fondo de San Ignacio, de los Jesuitas, de la vida de
itinerantes, como era en el Evangelio los apóstoles. Kiko
siempre forma grupos.
Lo importantísimo
de Madrid para mí fue la presencia del Arzobispo, cómo Dios
quería una cosa para la Iglesia, y formando pequeñas
comunidades para la Evangelización. Cómo el plano y proyecto
que Dios tenía era único.
KIKO:
Sin duda
ninguna. Yo he aprendido que para que no me gloríe Dios hace
milagros enormes, pero con instrumentos débiles, con
instrumentos como Carmen y yo, para que no nos gloriemos. Y para
que veáis que es una obra de Dios, que no es una obra mía, ni
de Carmen, ni de nadie.
Yo he visto cómo
este canto se ha cumplido en Carmen: "Ellos acurrucados en
su rincón siguen tejiendo el pálido lienzo de sus horas",
aquí ha tenido una intuición el poeta de que en el mundo hay
dos cosas terribles: una, que la gente está tejiendo el tiempo,
está intentando escapar del tiempo "tejiendo el pálido
lienzo de las horas"... por eso los night-clubs, las
diversiones, el aburrimiento los domingos por la tarde llamando
a los amigos a ver si te vas a bailar, a hacer algo.
Todos habéis
experimentado que si os salís de la conversión el tiempo
adquiere inmediatamente un peso, el tiempo te anuncia que tu
vida no tiene sentido, o sea el tiempo está cargado de muerte.
Y el tiempo cargado de muerte ¿cómo se llama?. Se llama
aburrimiento, el tedio que lleva a la gente al suicidio. Por eso
la gente tiene que escapar de este tiempo que te está diciendo
que tu vida no tiene sentido; tienen que escapar con la fiesta,
con los amigos, con divertirte, con ir a jugar a las cartas. Hay
que escapar, ir al cine. Hay que escapar del tiempo. Por eso,
atención, una cosa que os digo del tiempo. Cuando estabais en
el paganismo, que nadie te hiciera esperar medio minuto que te
cargabas a su familia, el tiempo no lo soportabas. En el Camino
puedes esperar, puedes llegar tarde, digamos así. Atención
porque el tiempo ha sufrido un cambio cosmogológicamente; no
nos angustia el tiempo.
"Siguen
tejiendo el pálido lienzo de sus horas, ellos en su rincón, o
vuelven a sentarse en el polvo a contar sus monedas". Dos
cosas hay en el mundo fuera del Reino de Dios: escapar del
tiempo que te lleva a la muerte, y el dinero. "Vuelven a
sentarse a contar sus monedas"... tiempo y dinero. El
hombre necesita escapar del tiempo que te lleva a la muerte con
las vacaciones, con la diversión, copiando la fiesta. Es la
liturgia la que nos saca del tiempo de muerte y nos introduce en
el tiempo escatológico, en el tiempo eterno. Bueno, pues el
demonio tiene sus liturgias, que son la orgía, la droga, la
bacanal, el night-club con las mujeres, con las luces. Es una
liturgia que intenta imitar la Fiesta. Que después, como es un
engaño, el que se va a la fiesta, a la orgía, a la bacanal con
los amigotes, donde se bebe, y donde se fornica, etc... cuando
salen de esa fiesta están peor que cuando han entrado, porque
ha sido un engaño, están destruidos. Es una cosa terrible, que
los que hemos estado en el mundo y hemos sido unos golfos, lo
sabemos. Yo en Bellas Artes con los amigos, los escultores y
tal; lo sabemos, lo conocemos.
"Ellos
acurrucados en su rincón siguen tejiendo el pálido lienzo de
sus horas, o vuelven a sentarse en el polvo a contar sus
monedas. Y me llaman -estos del mundo- para que no siga -Carmen
llevaba dos años en Londres para irse misionera a la India, de
pronto la llaman a Barcelona; no puede seguir-. "Pero ya mi
espada está forjada" -Carmen había tenido una espada que
iba a ser la Palabra de Dios, que iba a ser la Teología que ha
estudiado-, "ya tengo puesta mi armadura" -la armadura
que Dios la ha puesto es un año entero de kenosis, de
sufrimientos, de ser juzgada en función de la ley. Me echan, no
me echan, qué va a ser de mi vida, a dónde voy, etc.- "ya
mi caballo se impacienta, y yo ganaré mi reino".
Esto se lo ha
mandado una chica porque, claro, cuando se lo mandó hace años
Carmen salió echada, y hoy es famosa para su Congregación. Yo
me encontré a la General de las Misioneras de Cristo Jesús -su
Congregación, que están en las Misiones actualmente- y me
dijo: Carmen, la echamos y se llevó el Espíritu Santo de la
Congregación. Porque después tuvieron una crisis enorme, sin
vocaciones ni nada; sin embargo, en lo que tiene entre manos
Carmen hay vocaciones, etc. Ha ganado un reino. Carmen: ganaré
el Reino de Dios, aquí dice muy bien ganaré, no conquistaré...
porque el Reino de Dios hay que ganarlo. Dice San Pablo que todo
lo considera basura con tal de ganar a Cristo. Yo tengo que
considerar basura mi pintura por ganar a Cristo; las mujeres, el
matrimonio, todo con tal de ganar a Cristo. El que desprecies a
Cristo y prefieras otro ídolo, te quedas sin Cristo y sin nada.